domingo, 1 de julio de 2007

La casa del árbol (fragmento)


...Llovía a cántaros. Aún bajo la protección del techo del pórtico de la casa, se prepararon para la aventura. Vivi se ajustó la gorra y abrió el paraguas. Nati se puso la capucha del impermeable y encendió la linterna. Ya no había vuelta atrás.

El primer paso inició la cadena, no se detuvieron hasta que llegaron al tronco que sostenía la pequeña casa del árbol allá en el cielo.

Con cada rayo el jardín entero se iluminaba. Con cada trueno el tiempo se detenía y podían escuchar el eco de sus latidos en aquel silencio. BUUUM! Otro trueno acechó y las dos aventureras se miraron, titubeando sobre la decisión que habían tomado...

Las galletas de jenjibre (fragmento)


...Nati subió corriendo al cuarto de su madre, quien se encontraba en la sala de abajo leyendo. Abrió la puerta y observó por tercera vez ese día los zapatos favoritos de su mamá: negros, de tacón y en punta.

Le fascinaba la idea de ser alta, elegante. Se sentía una princesa cada vez que se los probaba. Lamentablemente, esta vez no podría usarlos. Ellos delatarían irremediablemente su cometido al sonar contra el piso de la cocina. No se podían dar el lujo de arriesgar tanto. El destino de la felicidad de los niños del mundo entero recaía sobre sus hombros.

Gabriel asomó su rostro por la puerta del baño, el “cuartel general”. Nadie a la izquierda, nadie a la derecha. Salieron de puntillas hasta la mitad del pasadizo.

El seco ruido de la punta de metal del paraguas contra el zócalo de una de las paredes generó un ceño fruncido en Gabriel y un precipitado escape. Los llevó a refugiarse en la habitación, al lado opuesto del segundo piso: el cuarto de visitas...